jueves, 17 de noviembre de 2011

Lamron

A veces pasa que te levantas de la cama y sientes que ese día que tenía que llegar.
Un día cualquiera en tu calendario. Pero ya desde primera hora lo sabes, no va a ser normal.

Mientras te lo repites en la cabeza, vas intentando desmenuzar el significado de esa palabra.

Normal.

Normal. ¿Qué es normal? Normal es levantarme de la cama un día cualquiera y no preguntarme estas cosas, joder. Ducharme, vestirme, bajar a desayunar, como en un día normal.

Normal.
Normal, normal, normal.
Cuantas más veces lo pronuncias más extraño te resulta, es cada vez más ajeno a ti.

Nnnnooooorrrrrrmaaaaaaalllllll.

Vas fijándote en todos tus gestos, preguntándote si estarán siendo ejecutados por simple automatismo, como si hubieras dejado la mitad de tu mente en piloto automático y la otra
mitad lo observara todo desde fuera, medio flipando por lo curioso de la situación.

La mitad que lo observa soy yo, es quien habla ahora mismo. Mientras, el piloto se
encarga de guiar mis manos hacia el frigorífico, coger el zumo y echármelo en un vaso.

Mirando intermitentemente al reloj de la cocina, sin ver la hora.

Sí, definitivamente, hoy es un día como los demás


(desterrando viejos textos para paliar la falta de creatividad. 20/7/2010)

1 comentario:

Anónimo dijo...

NO
origines dudas,
mas de las necesarias,
alcanza tu centro
ladeando la realidad.