martes, 27 de enero de 2009

Everything Ends




Todavía recuerdo esa semana santa de 2005.




Todavía me acuerdo del momento y el lugar en el que salió ese esperado ¿Querrías tocar en nuestro grupo?.


Recuerdo que salió de la boca de un chaval de (casi) 15 años que aún no era totalmente consciente de su talento como percusionista.

Recuerdo mi casi inmediato.

Recuerdo que no me cabía la alegría en el pecho.

Recuerdo el primer ensayo: Mi menor, Re mayor, Do mayor... el Nothing Else Matters.

Recuerdo cuatro chavales y una chavala entrando en la Casa de la Cultura para ensayar clandestinamente en las aulas de percusión, entre marimbas y timbales.

Recuerdo las primeras versiones. El Living After Midnight, Layla, La senda del tiempo...

Los ensayos de horas en los que hacíamos pausa para comer sobre el césped de laderas.

El primer concierto, sin escenario. Los nervios, mis amigos tras las vallas, todo.

Las primeras grabaciones-cutres- con el Cool Edit.

Recuerdo cuando entró Víctor con su bajo Yamaha rojo.

Cuando conseguimos por fin local compartido en los de la torre del agua.

Los Rëkiem. El sofá. Litronas y colillas (qué guarra es la gente)
El bautizo del grupo como Gorgona, tras muchas dudas (recuerdo que se le ocurrió a Julio).

Los conciertos con la Cruz Roja.

El certamen de selección de un grupo local para las fiestas de TresCantos al que no pude ir por estar en Praga y en el que me sustituyó el grande de Athor.

Recuerdo a Jaime al otro lado de la línea del teléfono, días después: Sólo tres palabras: VAMOS A FIESTAS.
Recuerdo, aunque en una nube, el concierto de fiestas: el equipazo de sonido, el altísimo escenario de piedra, el camerino, las luces al apagarse, chicos, salís en un minuto, los gritos del público, las ganas de pellizcarse para comprobar si lo que está ocurriéndome va en serio.

El concierto en Colmenar del "Qué Remedios", los punkis bebiendo kalimotxo de macetas, la tabla sostenida por cuatro bloques de piedra de la que nunca nos habríamos imaginado que se haría un escenario.

Las risas, las primeras juergas y borracheras.

El cariño. La amistad. La complicidad.

La búsqueda intensiva de cantantes.

Los nuevos temas. Odio. Miedo. Pensamiento. Retocando, que nunca tuvo nombre en serio.

El inolvidable concierto en el ferial de la campaña local del PSOE.

Los cafés y helados en el Verdi, los ensayos veraniegos del 2007.

Algo de mal rollo entre guitarristas.

Recuerdo que me pilló de sorpresa cuando Julio nos comentó quiero dejar Gorgona esa mañana de domingo, poco después de su 19 cumpleaños.
Mi negación, incredulidad y posterior asimilación.

La racha extraña, el parón momentáneo, el ¿y ahora qué hacemos? de los cuatro.

Ideas, propuestas. Cambio del estilo heavy al metal-progressive (aunque nunca estuvo claro que tuviese un estilo definido).

Experimentos, imaginación.

Me acuerdo de que volvíamos a ilusionarnos: empezaba una nueva etapa para Gorgona.

La increíble voz de Marta, su ingreso en el grupo y la grabación de los primeros temas con ella.

La creación de nuevos temas.

La pedazo instrumental. Blind Souls (también conocida como "la del piano"). Wolverine (también conocida como "tan, tan tan...."). Brasificación, en culto a Bras y su adoración por los sonidos envolventes del Korg X-50.
Los quebraderos de cabeza que trae el rollo progresivo. Es un cinco por cuatro! no, es un seis por ocho!

Verano de 2008 casi inactivo en lo que a ensayar se refiere.

Recuerdo que retomamos los ensayos a la vuelta de vacaciones con más desgana.

Las repetidas faltas de los miembros. Charlas de tenemos que tomárnoslo en serio, chavales (oídos sordos).

El relax, demasiado relax.

No recuerdo en qué momento esas tres horas de la mañana del domingo pasaron de ser rutina a ser simple monotonía.

Algunos piques.

El sentir que estás perdiendo el tiempo, el dinero y las ganas de seguir.



Recuerdos, eso es lo que me ha venido a la cabeza cuando ese chaval que 4 años atrás me hizo la pregunta clave que daría comienzo a una etapa, hoy con 18 años me ha hablado sobre el fin de la misma.




La disolución de Gorgona.


Todo tiene un final, nos guste o no. Nunca lo evitaremos si intentamos aplazarlo, porque siempre volverá recordándonos que ha llegado su fecha de caducidad.



Es como dejarlo con alguien, con una persona. Sabes que ya no se puede seguir, que no merece la pena, que la relación ya está más que acabada. Pero de repente, cuando vas a hacerlo, sólo recuerdas las cosas buenas, los mejores momentos, el tiempo que habéis pasado juntos. Es un vínculo tan fuerte que te cuesta atreverte a romperlo, porque sabes que aunque estés haciendo lo correcto te va a doler mucho.




Aún no he asimilado del todo lo que esto significa, pero creo que está dando lugar a una nueva etapa. En la que ya no hay ninguna ingenua chica de 14 años que articula acordes tras un teclado casi más grande que ella.




...








3 comentarios:

McLarenX dijo...

Ahora es cuando puedes centrarte en One Winged Angel :D

(Siento que os hayáis disuelto pero, si quieres, seguro que puedes tocar en cualquier otra banda)

Oscar Pregigueiro dijo...

A todos nos toca dejar algo que nos encanta en algún momento de nuestra vida. Pero solo depende de tí dejarlo para siempre, o dejarlo solo por una temporada. Animo y no aparques tus sueños, que luego se te olvida dónde los has dejado.
Un beso

Anónimo dijo...

Beuchi ^^
Gorgona nos trae recuerdos a todos... Erais el grupos de mis amigos! Qué coño, y tú eras la pianista guapa guapa que tocaba en el grupo de Adri... Y el concierto de Abril... y Pereza, ¿o no?

y...
Y.



Abrazo!
Judit