jueves, 16 de octubre de 2008

Tus Converse

Corría.
Eran las 10 y media ya, no iba a llegar al tren. Mierda.
Se cruzó con una chica muy atractiva, que vestía traje de chaqueta ajustado con falda y tacones altos, y concentraba toda la atención del lugar.
Él pasó por su lado sin siquiera mirarla.

Al contrario que a la mayoría de los hombres, nunca le habían atraído las mujeres misteriosas y sofisticadas.

Le parecían demasiado (¿cómo decirlo..?) sobreactuadas.
No, él ya estaba cansado de juegos difíciles y de estar continuamente guardando las formas, a ver si la voy a cagar, pensaba. Después de haber sufrido casi toda su adolescencia, después de arriesgarse con mil chicas y caer de bruces una y otra vez, había decidido finalmente dejar los misterios para los detectives. ¡Si es que son ganas de sufrir!, se decía.

Él no buscaba más que una sonrisa sincera y un poco de conversación inteligente, no quería una supermodelo irresistible que le intimidase hasta tal punto de tener que limitarse a adorarla. Se imaginó sentado en una terracita, con Elsa Pataky, ella con su imponente presencia y él con cara de bobo, contemplándola desde todos los ángulos y
negándose a hablar, tan solo emitiendo risitas nerviosas incontroladas. Qué suerte, pensarían todos, qué imbécil, piensa él.

¿Tan difícil es encontrar a una persona con la que te sientas cómodo y con la que no tengas que fingir constantemente ser el rey del mambo?

En estas meditaciones estaba, cuando le sobresaltó la vocecita femenina del Cercanías: Próxima parada, Chamartín. Las puertas se abrieron, y el vagón empezó a llenarse un poco más. Él no prestaba atención, observaba el suelo del tren, y especialmente el calzado de los pasajeros. Trataba, en un intento vano por entretenerse, de adivinar la edad de aquéllas personas según sus zapatillas o zapatos. Empezaba a divertirse y todo, cuando divisó unas zapatillas que captaron su atención.
Unas Converse All Star rojas, parecían nuevas, pero estaban claramente decoradas por su dueño o dueña: rayas negras verticales a rotulador negro, pequeños bordados mal hechos, tachuelas como las de los cinturones de pinchos, y en la goma de la puntera, algo escrito. Invadido por la curiosidad, se acercó simulando que le interesaba el periódico que descansaba en el asiento de al lado, y pudo leer en la zapatilla izquierda: ¿Aún sigues buscando?

Qué miedo... ¿era una coincidencia o aquellas zapatillas podían leerle el pensamiento?

Aún quería averiguar qué ponía en la derecha, cuando de pronto las zapatillas se incorporaron y empezaron a andar en dirección a la puerta.
El tren ya estaba llegando a la siguiente estación, y él iba a quedarse sin saber qué ponía en la puntera de su Converse derecha. Sin pensarlo demasiado, se levantó del asiento de un salto, y se dirigió también a la puerta, sin dejar de mirar al suelo, hasta situarse estratégicamente a la derecha del dueño o dueña de las zapatillas.
Por fin, a ver qué pone en la derecha...

Ya me has encontrado.


Sin poder articular palabra, levantó la vista y se topó, cara a cara, con la boca de una chica, que le sonreía. Se quedó observándola maravillado unos segundos, hasta que las puertas se abrieron y ella se bajó del tren.
Aún sonreía mientras caminaba por el andén de Atocha, mientras él seguía parado de pie dentro del vagón, frente a las puertas, como un pasmarote.
Al tiempo que se escuchaban los pitidos de aviso de las puertas antes de cerrarse, llegó a la conclusión de que ni él mismo se conocía. De que podía ser un tío de lo más impredecible y contradictorio.

Porque ¿acaso no era una contradicción haberse enamorado repentinamente de una chica misteriosa que tenía la sonrisa más sincera que había visto en su vida?








:)

8 comentarios:

Anónimo dijo...

dios.....

es tan... perfecto?




:) hoy te quiero más, kiwi

Marcin dijo...

Que bonito... algo surgido de un día a día y sin esperar que pase.

Por cierto: lo de la canica... muy bueno XDDD.

Anónimo dijo...

Te juro por mi vida que se me han puesto los pelos de punta... en serio, lo has contado de tal manera que llega. Me ha gustado mucho la historia.

PD: marcin, que canica? :S

ptdfsa dijo...

se refiere al chiste de la canica q he puesto debajo de "Haga su comentario" xD

Marcin dijo...

A eso mismo me referia XDDD

Anónimo dijo...

¬¬'

Anónimo dijo...

no me he reído por el chiste (vale , aún no lo he entendido xD) pero te firmaré siendo así porque me ha gustado mucho tu historia =)

muy misteriosamente bonita

garrido dijo...

Me ha gustado la historia, me ha recordado a una de un periodista que escribe en El País que contaba el intercambio de miradas entre dos personas, situadas frente a frente esperando un semáforo.

Un saludo.
Por cierto el blanco sobre negro me cansa un poco, dificulta la lectura.