jueves, 30 de julio de 2009

Grilletes

Ha llegado el momento
arrancas tembloroso las páginas del cuento,
sabiendo que con ellas se va un mundo
de hadas, de duendes, de lunas interminables
de eso que antes solías llamar Magia
y ahora es el nudo que oprime tu estómago,
que te angustia, te hunde, te atrapa
en un agujero inundado por la incertidumbre.

Grilletes que siempre estuvieron ahí
ahora se quieren hacer notar
inmovilizando tus muñecas,
entrecortando tu respirar.
El tic-tac del reloj antes imperceptible
te ensordece y desagrada
quieres detener sus manecillas
pero ellas escapan, a carcajadas.

Nunca imaginaste un final, ¿a que no?
y el cuento avanzó igualmente
hasta llegar a un capítulo llamado Realidad
plagado de verdades aplastantes.
A tientas, con sal en los ojos
saltas de párrafo en párrafo
esquivando palabras, letras, sílabas,
procurando no tropezar, no leer su ironía.

De pronto se clavan en las tuyas sus pupilas,
han notado la tensión y están confusas;
te interrogan impacientes, preocupadas
Ahora, cobarde, sólo quieres abrazarlas.

Pero te zafas del miedo y les hablas
de vidas paralelas
de desacompasar latidos
de tres calendarios y medio
de noventa centímetros no compartidos
de pasión forzada
de musas haciendo autostop
de risa desencantada
de princesas rompiéndose el vestido
de manos que no se entrelazan
de inspiración agotada
de canciones sin dedicatoria
de hadas que ni creen en su existencia
de lágrimas de pura rabia

Desvelas por fin el final del cuento,
que siempre guarda destinos fatales,
ésta vez no tuvo suerte la Inocencia,
pudieron con ella los malditos grilletes.

No guardes luto por ella, no pienses en resucitarla.
Siente tus ojos secarse
de pronto, el nudo se deshace.
¿Notas las cicatrices?
Sonríes tembloroso
El sol te ciega al levantar la cabeza
pero tú inspiras, fuerte y, de repente...
...se ha colado en tus pulmones.

¿Ahora, la sientes?
se está expandiendo por tu cuerpo.
Poco a poco, sin dejarse ni un rincón.
Provocándote esa risa que creías extinguida.
Se llama Libertad.