jueves, 19 de febrero de 2009

¿Absurdo?

Qué gracia me hacía aquella tienda de souvenirs de Picadilly. Desde pequeña siempre he tenido la manía de tocarlo todo en las tiendas, y más cuando me encontraba rodeada de artículos que lo estaban pidiendo a gritos (como un gorro de peluche con la bandera de Reino Unido). Precisamente, aquel 14 de febrero estaba todo asquerosamente plagado de corazones, i love you 's, would you be my valentine? 's y demás melosidades, y yo me acerqué al mostrador en un intento vano de huir de tanto amor de plástico barato.
Entre bolígrafos de 2pounds adornados con la cabeza de un guardia con sombrero negro peludo, lo vi.
Era un simple lápiz. Con un i love london. Y los colores de la bandera de U.K . Era el único lápiz que había así. De repente me gustó, me dieron unas ganas enormes de comprarlo, de tenerlo, de que fuese mío. Quería llevármelo a Madrid, escribir con él en clase, en casa, sacarle punta.
El hombre que estaba tras el mostrador me observaba, yo le sonreí y solté un tímido How much does it costs?
Él también sonrió, quizas le pareciese curioso ver a una chica alucinando con un lápiz, pero me contestó: If you like it, you can take it, cogió el lápiz y me lo dió.

Pasé el resto de viaje sabiendo lo suertuda que era, que tenía el lápiz que quería y además de gratis. Segura de que al llegar a Tres Cantos iba a sacarle punta y a usarlo durante mucho tiempo, hasta desgastarlo. Y al verlo pensaría: qué bien, mi lápiz de Londres.

Pero cuando llegué a casa y le saqué punta, no vi que apareciese la mina. Seguí sacando y sacando, girando el lápiz sin parar hasta el aburrimiento... nada. Hasta que me di cuenta de que no tenía mina. Estaba hueco. Hasta podía soplar por el agujerito y notarlo. No iba a escribir nada con ese lápiz... sencillamente no podía.

La verdad es que me dio pena. ¡Habría podido escribir tantas cosas con ese lápiz..! Había estado tantos días pensando que tenía algo cuando en realidad no era para nada así...

Ahora vive en mi estuche. Le veo todas las mañanas, ni lo toco, me conformo con mirarlo.
Al menos me hace recordar lo feliz que me sentí cuando me lo dió el dependiente de la tienda de souvenirs.







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Qué cosa tan poco importante, un lápiz.
Sin embargo su historia... es una metáfora de lo más seria.

lunes, 9 de febrero de 2009

Sonrío

Vale, es chocante entrar en este blog y encontrarme mi odio y rabia en estado puro concentrados en la primera entrada, jajajaja...
Así que, para contrastar y de paso porque me apetece, voy a hablar sobre aquellas cosas tan estúpidas y sin importancia que me hacen sonreír y a lo tonto, me alegran el día, (aunque llueva y haga un frío horrible y pasen siete motos ruidosas seguidas a mi lado)

-Darle por inercia al play del mp3 y que suene justo la canción que más necesitaba oír en ese momento.
-Llegar a casa y que haya lasaña para comer.
-Un fuerte abrazo.
-Que haya frases bonitas escritas por las paredes.
-Que mi gato me de la brasa cuando estoy triste.
-Que huela a lluvia en la calle.
-Estar estudiando como una desquiciada en la biblio, levantarme de mi sitio para ir al baño y que cuando vuelva alguien me haya escrito en los márgenes del cuaderno algo como Tú puedes, fea!
-
Un chiste.
-Pasar por el metro y que haya algún músico bohemio tocando y regalando sonrisas por 10cts.
-Las cartas escritas a mano.
- Ir a un festival sin conocer prácticamente a nadie y volverse rodeada de gentuza genial (¡y con un tron!)

...

( Y hay más, mucho más. Pero el tiempo es dinero, y yo ya estoy algo pobre... )





=)

martes, 3 de febrero de 2009

Odio

Odio las obviedades
Odio que las cosas se hagan por automatismo, porque así se han hecho siempre y así se tienen que hacer
Odio que no me tomen en serio
Odio no ser capaz de expresar lo que realmente quiero decir
Odio los silencios incómodos
Odio desilusionarme y preguntarme por qué cojones me ilusioné
Odio las palabras y los gestos forzados
Odio no enterarme de lo que ocurre a mi alrededor
Odio pecar de orgullosa y después de tonta
Odio sentir que algo me queda demasiado grande
Odio no tener explicaciones

Odio la hipocresía, casi tanto como el frío, la corrupción y el sonido atronador de algunas motos.

Odio hacer aquello que odio.




...

(Ójala termine ya esta basura de día)